sábado, 17 de marzo de 2018

Sin valor no se migra

img_8186

Muchas personas piensan que migrar sólo afecta a quien tomó la decisión pero no es así, también impacta a quiénes le acompañan o se encuentran a su alrededor.

Algunas veces, el impacto es tal que puede llegar a producir problemas psicológicos de gran envergadura o incluso trastornos emocionales y comportamentales.

 

Así pues, migrar, sea de un país a otro, o de una ciudad a otra, es un asunto de gente realmente valiente. Un verdadero reto que, no todos tienen la capacidad necesaria para realizarlo.

Y es que en cada ocasión el reto resulta único; es decir, no porque alguien allá migrado alguna vez significa que tendrá lo necesario para afrontarlo nuevamente. Cada ocasión es específica, porque se refiere a circunstancias distintas.

No es lo mismo migrar bajo el cobijo que te provee una condición laboral o económica de cierta seguridad y confort, que estar dispuesto a hacerlo abandonando tu zona de confort.

Una cosa es migrar y dejar atras a tus padres, y otra quizas bastante distinta es tener que sacrificar la relación con algún hermano o hermana, o incluso con tu pareja.

De manera que…

Solo los verdaderos valientes son capaces de desarrollar el desarraigo y la adaptación necesaria para, dar ese salto de fé.

El camino es duro, y no siempre los resultados son los que uno espera. Y en el proceso, es natural ver como aquellas personas que carecen del valor necesario se van quedando en el camino.

Pero, aún así, aún bajo el peor escenario, sin importar todo lo que creas que has perdido, el solo hecho de haberte atrevido a hacer lo que muchas otras personas no tuvieron el valor; es suficiente gratificación como para decir, claro que valió la pena. Aún bajo el escenario del mayor fracaso, siempre habrás ganado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.