He leído muchos artículos que presentan opiniones diversas acerca de los diversos factores que hacen fracasar la implementación de metodologías ágiles; sin embargo, en mi apreciación, solo son opiniones tangenciales que ciertamente pueden presentar retos, pero si apuntar directamente al punto médular: La Transformación Ágil.
Y cuando hablamos de Transformación Ágil no hacemos referencia al cúmulo de prácticas, ceremonias y artefactos derivados de la implementación metodológica de un Framework; sino de los cambios de paradigmas fundamentales, necesarios para actuar ágil.
“La transformación ágil es la capacidad de una organización para renovarse, adaptarse, cambiar rápidamente y tener éxito en un entorno cambiante, ambiguo y turbulento.”
McKinsey
Una de las barreras más grandes, más comunes, y por lo general más ignoradas, que se enfrenta al pretender implementar una practica ágil es la resistencia de las organizaciones a adoptar en sí mismos los cambios de paradigmas necesarios. Piensan que, para que una implementación ágil sea exitosa, es suficiente con que el cliente le adopte; lo cual, más que incorrecto, es completamente absurdo.
Lo cierto es que, a pesar de que cada día aparecen nuevas variantes y sabores metodológicos; y junto con ello, crece más el número de organizaciones que venden certificaciones para indicar que alguien cuenta con determinados conocimientos sobre el tema, cada vez son menos las personas que siquiera han leído, ya no digo comprendido, las bases en el Manifiesto Ágil (https://agilemanifesto.org/).
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